Pamela Cruz. Península 360 Press [P360P].
En febrero de 2019, el gobierno de EE. UU. actualizó sus metas nacionales para erradicar la epidemia del virus de inmunodeficiencia humana –VIH– hacia el año 2030 y, aunque se ha experimentado un avance significativo en su lucha en los últimos años, esta tendencia no se ha visto reflejada en la comunidad hispana y latina.
A ello se suma otra epidemia, la del SARS-CoV-2, misma que está presentando muchos desafíos, especialmente para los inmigrantes indocumentados, quienes son más vulnerables a enfermar de COVID-19, puesto que tienen miedo de buscar atención médica debido a su estatus migratorio.
En el marco del Día Mundial de la Lucha contra el Sida, que se conmemora el 1º de diciembre de cada año, el Instituto Nacional de Salud –NIH, por sus siglas en inglés– reportó que en EE. UU. existen un millón de personas con VIH seropositivo o con sida. El número de casos reportados anualmente alcanzó su punto máximo en 1993, cuando se alcanzó una cifra de, aproximadamente, 80 mil personas infectadas.
Mientras que de 2014 a 2018, de acuerdo con el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades –CDC, por sus siglas en inglés–, el número anual de diagnósticos entre adultos y adolescentes se redujo un 7.0 por ciento; sin embargo, ha aumentado entre otros grupos, como los latinos e hispanos.
Un informe del Centro de Salud para Adolescentes y Familias Latinas, publicado en 2019, indica que, a pesar de que la incidencia estimada del VIH en EE. UU. ha registrado una disminución de 6.0 por ciento desde 2010, entre las poblaciones latinas e hispanas, en cambio, ha aumentado 14 por ciento.
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