Por ahora hay 20 mil, pero se calcula que para junio serán 35 mil los menores centroamericanos que han ingresado o ingresarán ilícitamente a Estados Unidos en su afán de reunirse con sus padres. El gobierno de Joe Biden está acorralado por la situación y el Departamento de Salud estadunidense ha empezado a tomar medidas desesperadas para enfrentar la crisis.
WASHINGTON, DC.- La súplica desesperada llegó la semana pasada a los correos electrónicos de los empleados de varias agencias federales, como el Departamento de Seguridad Nacional o la NASA: “¿Consideraría tomar una licencia –con goce de salario– de cuatro meses para ayudar a cuidar a los niños migrantes recién llegados a la frontera?”.
Esta solicitud provino del Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS, por sus siglas en inglés), que está en el centro de un gran esfuerzo del gobierno de Joe Biden para mantenerse al día con el aumento de menores que cruzan la frontera suroeste con la esperanza de reunirse con sus familiares en Estados Unidos.
Los números son abrumadores. En marzo, los agentes de la Patrulla Fronteriza encontraron a casi 19 mil niños en la frontera, la mayor cantidad registrada en un solo mes, la mayoría de ellos huyendo de la pobreza y la violencia en Centroamérica. Y se espera que el flujo de menores migrantes aumente en las próximas semanas.
Más de 20 mil niños y adolescentes están bajo la custodia de un sistema gubernamental que ya está a “103% de su capacidad”, incluidos casi 17 mil en refugios administrados por el HHS, según los materiales informativos de la Operación Artemis, una respuesta a la crisis fronteriza dirigida por la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias.
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