Faltan menos de tres semanas para las elecciones presidenciales de Estados Unidos. En todo el país, los voluntarios están movilizando a las personas a salir a votar, en un año electoral como ningún otro.
Para los inmigrantes indocumentados, incluidos los que están en el programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA, por sus siglas en inglés), la movilización se ve un poco diferente. La elección tiene mucho en juego, pero debido a su estatus migratorio no podrán emitir sus propios votos.
“Mi sustento está en juego, no solo lo que podría suceder en los próximos cuatro años, sino lo que podría suceder el próximo mes. ¿Se me permitirá quedarme aquí? ¿Se me permitirá continuar la escuela? ¿Qué hará mi familia?, explica Elena (seudónimo para proteger su identidad), una estudiante universitaria indocumentada.
Los entrevistados notan el marcado contraste entre las plataformas de inmigración de los dos candidatos presidenciales de los principales partidos, y el impacto que esas políticas tendrían para los beneficiarios de DACA y otros inmigrantes indocumentados.
El presidente Donald Trump hizo que poner fin a DACA fuera parte de su promesa como candidato en 2016. El intento de su administración de poner fin al programa fue invalidado por la Corte Suprema en junio, pero desde entonces, ha anunciado restricciones al programa, que están pendientes.
La administración Trump también instituyó una política de “tolerancia cero” en la frontera entre Estados Unidos y México, que dio como resultado la separación de miles de familias.
Mientras que el ex vicepresidente Joe Biden ha declarado que restablecerá el programa DACA y calificó las políticas de inmigración promulgadas por la administración Trump como “una falla moral y una vergüenza nacional”, al tiempo que anunció su intención de deshacerlas.
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