Por tercera vez en siete años, los funcionarios estadounidenses están luchando para manejar un aumento dramático en el número de niños que cruzan solos la frontera entre Estados Unidos y México, lo que lleva a una expansión masiva de las instalaciones de emergencia para albergarlos a medida que llegan más niños de los que están siendo entregados a familiares en los Estados Unidos.
Más de 22 mil niños migrantes estaban bajo custodia del gobierno hasta este jueves, con 10 mil 500 durmiendo en catres en centros de convenciones, bases militares y otros espacios grandes. Las autoridades fronterizas retienen a más de 2 mil 500 niños en instalaciones deficientes.
El gobierno no se preparó para el gran aumento de niños que viajaban solos, ya que el presidente Joe Biden puso fin a algunas de las políticas de inmigración de “línea dura” de su predecesor Donald Trump y decidió que no expulsaría rápidamente a los niños no acompañados del país como lo hizo la administración anterior durante ocho meses.
El número de niños es tan alto que hay poco espacio en los centros de atención a largo plazo, donde la capacidad se redujo significativamente durante la pandemia de la Covid-19. Como resultado, los menores son hacinados en las instalaciones de la Patrulla Fronteriza que no están adecuadas para retenerlos más de tres días, o se quedan durante semanas en los sitios de alojamiento masivo que a menudo carecen de los servicios que necesitan. Abogados dicen que muchos no han visto a ningún trabajador social que pueda reunirlos con sus familiares en Estados Unidos.
“Tal como sucede actualmente con muchos de estos sitios de emergencia, los niños entran y no hay salida”, dijo Leecia Welch, directora de defensa legal y bienestar infantil en el Centro Nacional para la Ley de la Juventud. “Son completamente callejones sin salida”.
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