Estafadores, ‘coyotes’ y hasta los mismos migrantes hacen creer que ahora es más fácil atravesar la frontera para llegar a territorio estadounidense; advierten a las personas que corren el riesgo de convertirse en víctimas de delitos y trata de personas.
A metros de distancia del Centro de Atención Integral para Migrantes, Rigo puede ver el muro de metal que divide a las comunidades fronterizas de México y Estados Unidos, así como los edificios y hogares en El Paso, Texas. El sueño americano es tan cercano que puede escuchar el tráfico del otro lado de la valla, pero al mismo tiempo tan lejano para él.
“Decían que ya habían abierto la frontera entonces nosotros pensamos que si era cierto”, dice Rigo, sobre los rumores que escucho a voces en Guatemala y que lo animaron a él y a su esposa a hacer la travesía con su hija de tres años hasta el norte de México.
La familia salió de Guatemala a finales de enero de este año, después de perder su hogar y empleo en una bananera por los desastres naturales ocasionados por las tormentas Iota y Eta en noviembre del 2020.
“Pero (el cierre de las fronteras) no se mira hasta allá. Hasta que uno llega aquí mira la realidad”, afirma decepcionado.
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